No creo que Putin quiera guerra», reconoce sin embargo el veterano político alemán en una entrevista al diario Bild

 

El ex Canciller alemán Helmut Schmidt, de 95 años, ha comentado en una entrevista al diario Bild su opinión sobre Europa y la crisis en Ucrania: «El riesgo de que la situación se agrave como en agosto de 1914 crece día a día» ha dicho quien fuera el jefe de Gobierno entre 1974 y 1982 al rotativo más vendido de Alemania advirtiendo sobre losriesgos de una Tercera Guerra Mundial. Schmidt que sirvió en el ejercito alemán en la Segunda, ha atribuido a la Unión Europea (UE) una importante cuota de responsabilidad en la agravación de la crisis ucraniana.

 

«Las sanciones no están llevando a nada; sólo conducen a demandar sanciones más duras (...). Al final, llegaremos a una guerra con armas», comenta Schmidt agregando que «no creo que Putin quiera guerra». Según el político alemán –socialdemócrata (SPD), de formación economista–. «Europa debe hacer todo lo posible por reforzar esta postura (no bélica) en Rusia», en vez de alentar las «habladurías» sobre una tercera guerra provenientes del Gobierno de Kiev o de «algunos círculos del Presidente Obama». Putin es un político con visión de futuro, ha comentado Schmidt, con problemas muy distintos a los de Crimea o Ucrania.

En Bruselas entienden «poco»

 

Según el ex Canciller que impulsó las primeras elecciones por sufragio universal al Parlamento Europeo en 1979, «Europa, los estadounidenses y también los rusos se comportan como lo que describe el autor Christopher Clark en su libro 'Los sonámbulos'», que describe las causas que llevaron a Europa a la sangrienta Primera Guerra mundial.

 

De las críticas de Schmidt tampoco se han salvado «los burócratas de Bruselas», que según el alemán comprenden «demasiado poco» la política exterior, y «colocan a Ucrania ante la supuesta opción de elegir entre el este y el oeste». Según Schmidt, la actitud de la UE es «megalomaniaca»: «El ejemplo más reciente es la tentativa de la Comisión Europea de integrar a Ucrania (en la UE)» o quizás Georgia, «no tenemos nada que hacer ahí», remacha el veterano político.